"Solo hay una cosa más importante que el conocimiento: LA IMAGINACIÓN." Albert Einstein.
Un acto de arrepentimiento
Pensaron en burlarse de él, en atacarle con preguntas que le hicieran sentirse mal, en criticarlo, en reírse de su aspecto, en discriminarlo sin piedad. No pertenecía a ese lugar, no se había criado en él. Tenía la piel oscura y hablaba con cierto acento en la voz y la pronunciación. Parecían disfrutar haciéndole sufrir ante todo el mundo, de criticarle y evitar que el muchacho se sintiera cómodo, que quisiera marcharse, que quisiera comenzar de cero en otro lugar donde le aceptaran. Jugaba solo, almorzaba solo, se sentaba solo y estaba triste, asolado por la soledad y la pena. La compañía le abordaba cuando comenzaban nuevamente a insultarle. Pensaron que no era igual, que jamás le dirigirían una sola palabra amable. Lo esperaron en la puerta. Pensaron agredirle verbalmente, pero jamás lograron volver a hacerlo. Él apareció, sonriendo y hablando entretenidamente en medio de un grupo de gente que lo apreciaba, que disfrutaba de su compañía, que lo aceptaba. Se quedaron quietos mirándole, conmocionados y sorprendidos, no creían que eso hubiera podido pasar. Pensaron, y en el fondo se sintieron mal, avergonzados. Poco a poco fueron muchos los que rompieron el silencio, y arrepentidos se acercaron con la boca a rebosar de frases de perdón, de disculpa y de comprensión, una comprensión hacia lo mal que se habían comportado, hacia lo mal que le hicieron sentirse, la empatía los sobrecogió. Pensaron en firmar amistades, en entablar conversaciones de amistad. Pensaron y actuaron, la consecuencia de sus actos fue correcta desde el punto de vista de la convivencia. Pensaron en lo que podrían hacer…